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# VOCES MAPUCHE DESPUÉS DEL 8A

“No está bueno un movimiento que se defina feminista sin nosotras”

La consigna que estalló 10 días atrás apenas se consumaba la derrota parlamentaria es una realidad: “los pañuelos no se guardan”. No sólo penden todavía de cuellos, mochilas y morrales, también apuran la reflexión mientras se pergeñan las jugadas por venir detrás del objetivo vigente: que la interrupción voluntaria del embarazo sea ley. Y dentro de la gran marea verde, las mujeres mapuche encontraron coincidencias pero también, marcaron diferencias. Ideológicas, de trayectoria y de clase…

19/08/2018
Adrián Moyano

 

“Pienso en la integralidad que me gustaría contenga la respuesta” le dijo al que firma Maitén Cañicul Quilaleo, joven comunicadora mapuche, vecina de Junín de los Andes. “La irrupción del feminismo en la realidad que vivimos es cada vez más visible y palpable en todos los territorios. Entendiendo que es incipiente, las pibas saben qué no quieren, pero no sé si todas saben que es el feminismo”, cuestionó. “Las mujeres mapuche de todas las edades lo vemos con buenos ojos, nosotras sabemos de opresión y sabemos también de no callar. Creo que este estallido de mujeres es una oportunidad. Una oportunidad para encontrarnos, para compartir y para desandar la historia oficial”, avisó.

Maitén introdujo una mirada que seguramente incomodará. “En estos territorios se generan contradicciones grossas, como por ejemplo, la patrona feminista que sale a marchar y la doña que le cuida los hijos… Mujer mapuche desterrada de su territorio, le cuida los hijos para que pueda marchar… Esa es una realidad concreta que se vive en esta parte del Wall Mapu (territorio mapuche). Ahí es donde entiendo que las mujeres mapuche mas jóvenes tenemos mucho también para interpelar y proponer. Están también las que se ofenden cuando algunas de nosotras no nos definimos feministas sino que nos llamamos mapuche sin más. Eso no es en contra del feminismo, ni de otras mujeres, es justamente visibilizar esa integralidad que entendemos debe contemplarse”, resaltó.

En relación a la coyuntura que hizo una pausa desde el 8 de agosto, señaló: “no podemos negar que es realmente una marea, con ese empuje, con esos remolinos, con esa fuerza y con esa juntada de tantas particularidades… Yo nací y me crié en lo que hoy se conoce como Junín de los Andes y me maravillo con las pibas que enfrentan no sólo a sus padres, sino a una forma de ver el mundo, a una forma de hacer las cosas. Este debate las tocó, las movilizó porque se sienten parte plenamente, saben que se habla de ellas sin ellas”.

Historias que afloraron

El gran debate nacional hizo que corrieran peligro silencios locales. “Empiezan a aflorar las historias: de las monjas que obligaban a abortar, de las monjas que abortaron, de los curas que negaron, etcétera. La historia de hechos que ocurrieron en un territorio ocupado, una historia que nuestro pueblo denunció y denuncia. La historia de las violaciones de un Estado genocida, de una Iglesia genocida... Ahí es donde tiemblan los cimientos históricos de la moral impuesta y ahí es donde creo está la oportunidad de seguirnos encontrando y de construir, derribando cimientos históricos”, realzó la comunicadora.

Las interpelaciones no sólo se dirigen al patriarcado: “no todas las mujeres se sienten cómodas cuando al debate también le agregamos opresiones que las mujeres ‘blancas’ históricamente ejercen sobre aquellas mujeres que pertenecemos al pueblo mapuche... Es complejo, es doloroso, es incómodo, pero es, en tanto vivimos en el Wall Mapu y en tanto más ñaña (manera afectuosa de referirse a una mujer) se animen también a decirles a aquellas otras que nosotras también somos, existimos y tenemos nuestras formas.... ¡Está todo revuelto, entonces! Pero es en ese movimiento donde por estos días, en pueblos como estos (Junín), se sacuden cosas que hasta ahora parecían inamovibles”.

En las asambleas y reuniones “también aparecen las preguntas: ¿ustedes abortaban? ¿Abortan? ¿Cómo? ¿Y cómo sabés vos eso? ¿Ustedes como crían a los hijos?”, ironizó Maitén. “Y los mitos que hay que derribar: ¡ah no! Porque los mapuches son machistas… Los mapuches creen que los hijos son sagrados, las mujeres mapuches no tirarían un hijo, etcétera. Y cuando nos ven, nos escuchan, muchas veces no saben qué hacer, porque ahí está esa que fue tu maestra y que te juró que los mapuche son machistas porque ella trabajó en una comunidad y no te escuchó, a pesar de que vos eras una niña mapuche. No te escuchó por niña y no te escuchó por su racismo, porque ¡cómo ibas a saber más que ella! Ahora es esa maestra la que tiene que reconocer que no te escuchó y pensar cómo deja de reproducir (su racismo). O al menos, incomodarse un poco”.

A pesar de la larga lista de incomprensiones, “esta es una oportunidad y aunque durante muchos años intenté quedarme al margen de este tipo de movimientos, porque realmente en muchas de sus facetas no me sentía representada, entendí también sobre todo por ver tantas pibas de este pueblo, que no podemos dejar de aportar al debate de las mujeres, porque un movimiento que se defina feminista sin nosotras, no está bueno. Un movimiento de mujeres que entiende que las mujeres son todas iguales, no está bueno. Un movimiento que habla de ‘la cuerpa’ como territorio pero que después nos bardea por recuperar territorio, no está bueno. Todas esas cosas sólo se pueden interpelar en el encuentro”, destacó la joven mapuche.

Cambiar todo

Maitén invitó a que se apriete el acelerador. “Las mujeres mapuche tenemos tantos frentes en cada territorio que más de una vez dejamos los espacios que son sólo de mujeres por muchas cosas. Por falta de tiempo o por otras razones… Sin embargo, creo que también en estos momentos, muchas estamos escuchando, mirando y participando, pero porque también entendemos que tenemos muchas cosas para aportar y para decir. Si bien hay demandas específicas como la ley por aborto legal, seguro y gratuito, las mujeres están diciendo que queremos cambiarlo todo.

¡Cambiémoslo pues! Las mujeres mapuche tenemos en la historia de nuestro pueblo guerreras, estrategas, madres, aborteras, lawentufe (curadoras), pvñentuchefe (cuidadoras), machi, lonko, pillan kushe (ancianas que guían las ceremonias), toki (autoridades guerreras)… Nosotras tenemos una historia antigua que no se perdió, que quizá duerme un poco, sí... Pero no hay que rastrear tanto para que despierte. Inchiñ pu mapuche zomo nekenzungu, neken gvxam, neken kimvn, neken gvlam, neken rakizuam, ¡inchiñ petu mongueleiñ taiñ wall mapu mew!1

En Bariloche, Valeria Silva se define como mujer mapuche y activista intersexual, aunque también es comunicadora. “En 34 años de democracia, fue siete veces rechazado el pedido de tratamiento. La verdad, como mapuche que estamos en este lado del territorio, también nos atraviesa la Interrupción Voluntaria del Embarazo porque las principales víctimas son mujeres pobres y dentro de ese rango o clase social, está incluida la mujer mapuche”, definió. “Como pueblo originario me parece que es importante que se dé ese avance a través del Estado, por más que siga teniendo control sobre las identidades y los cuerpos. Llevará su tiempo pero se va a aprobar”.

Sin embargo, para Valeria al debate hay que profundizarlo porque “habría que apuntar a qué tipo de función va a cumplir el Estado… Al momento de tener que argumentar una mujer por qué interrumpir su embarazo, la moral patriarcal estatal va a estar ahí juzgando. Sobre todo, teniendo en cuenta que somos mapuche, hay que ver qué tratamiento se da en esos casos”. Pero en los días que recién pasaron, “me atravesó mucho la emoción y la alegría porque por más que sabíamos que el resultado iba a ser negativo, la movilización fue masiva en todos lados y acá en Furilofche también. No recuerdo muchas veces de ver tan llena la Plaza de los Pañuelos y los Kultrunes. Me dio alegría saber que hay un montón de gente, un montón de compañeras y de cuerpos gestantes que se movilizaron. No solamente mujeres o personas trans, sino también hombres como aliados que entendían también el porqué del reclamo”.

Metafísica

Con la votación en el Senado como dato, la activista constató que “los intereses de la Iglesia y el poder eclesiástico siguen firmes. En algunos de los argumentos, ni siquiera mencionaron a las mujeres, eran interpretaciones metafísicas de las leyes según el antojo del poder patriarcal de cada provincia. Guarda con eso, porque tiene poder todavía de generar opinión e incluso de movilizar gente. Pero como mapuche, no les tenemos miedo, falta un poco más pero se va a lograr”.

Pero Valeria no quiere que el asunto se dirima solamente a través de la medicina hegemónica. “A futuro tenemos que plantear cómo se ejerce ese control de los cuerpos, porque el aborto se realizaba en nuestro pueblo antiguamente y ahora también, en lugares más familiares, de entre casa, incluso con los seres queridos. Más en la intimidad… No sé si está bueno ir a un hospital, por lo menos de mi parte, no tengo muy buena onda con los hospitales. Imagino que hay muchas mujeres que quieren ejercer su voluntad sobre su cuerpo en lugares donde se sientan acompañadas y protegidas. Qué mejor lugar que la casa… Como mapuche, creo que antiguamente se hacía así y seguramente, se hace así, por más que la moral patriarcal nos atraviese como pueblo”.

Es que también al interior del pueblo mapuche, “encontramos lamngen wentru (hermanos varones) y lamngen zomo (hermanas mujeres) que están en la discusión, poniéndose a juzgar a la mujer que aborta, diciendo que los mapuche no hacían eso o que eso no es mapuche… Es una cuestión atravesada por el wingka, el hetero-wingka-patriarcado atravesó toda nuestra moral como pueblo. Va a ser un paso para que mañana, pensemos como mapuche que si las mujeres o los cuerpos gestantes queremos interrumpir el embarazo, de qué manera y en qué lugares… Que sea legal no quiere decir que tenga que ser solamente en los hospitales”.

También puntualizó que “en el debate (en el Senado) se habló únicamente de la mujer, cuando hay otros cuerpos gestantes que no necesariamente se perciben como mujeres. Eso también, de a poquito se tiene que ir acompañando en el vocabulario o en las formas de referirnos, porque hay gente que no se percibe como mujer pero tiene la capacidad de gestar”, insistió. Qué duda cabe, después del 8 A la lucha continúa, pero en algunos aspectos pareciera que recién comenzara.

1 Las mujeres mapuches tenemos palabra, tenemos conversación, tenemos conocimiento, tenemos consejo, tenemos pensamiento. ¡Todavía estamos vivas en nuestro Wall Mapu!