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1984 – 2020: dos nevadas, el mismo desamparo

Pasaron 36 años entre una y otra, pero la situación de abandono de algunas comunidades es la misma. Cómo fue la experiencia de organización mapuche en 1984, y el cuerpo de Nazario Cayú, hoy, como ejemplo de las políticas provinciales hacia el sector. “La respuesta siempre tardía del Estado se está viviendo hoy también”, recuerda Sanmartiniano Painefil.

02/08/2020
Adrián Moyano

(Ilustración Rocío Griffin)

Quienes vivieron la célebre nevada de 1984, la asocian al desamparo que alcanzó su máxima expresión con el reciente abandono de Nazario Cayú en Laguna Blanca, a unos 180 kilómetros de Bariloche. Si bien 36 años atrás las precipitaciones se extendieron durante dos semanas, el cuadro que presentan hoy los campos adyacentes a la zona cordillerana es similar. El Parlamento Mapuche – Tehuelche de Río Negro denunció la existencia de “cerca de 100 familias totalmente aisladas sin saber de su suerte, seguramente sin alimentos”. Además, registró “falta de equipamiento provincial para atender las demandas de la emergencia climática: no hay maquinas suficientes, ni equipos de rescates para la emergencia”. También puntualizó que “ya se sabe una gran mortandad de animales” y añadió que “los pocos animales que se van a salvar de la nieve, van a morir en unos días sin forrajes”.

El panorama es lamentablemente familiar para Sanmartiniano Painefil, quien en el ‘84 salió a capear el temporal. “Hacía un año que se había conformado legalmente el Centro Mapuche, con comisión directiva y todo”, rememoró. “El presidente era Domingo Collueque y yo era tesorero, nos reuníamos una vez por semana. No teníamos lugar, íbamos por las casas de cada uno... En la nevada vino un productor de Villa Llanquín, al que yo conocía por nombre nomás o de escuchar los Sociales por radio. Vino a pedir ayuda al Centro Mapuche porque los productores se habían quedado sin nada, sin animales y no sabían cómo hacer, aunque ya habían anunciado por radio que había dos campañas para juntar ovejas”.

(Nevada de 1984)

Los paralelismos entre ambas situaciones pueden resultar sorprendentes. “Lo que viene es la necesidad de repoblamiento ovino y caprino y que los recursos lleguen definitivamente a las familias que están en el territorio, porque las ayudas del gobierno, siempre suelen favorecer a las estancias”, avisó el último viernes el Parlamento Mapuche-Tehuelche. En 1984, se pusieron en marcha dos vías: “una de Ganadería de la provincia y la otra, Una oveja para mi hermano, que estaba haciendo el obispo (Miguel) Hesayne. Nadie se quería quedar afuera de ese reparto, entonces vinieron a ver en qué podíamos ayudar. A partir de ahí, empecé a ir en nombre del Centro Mapuche para que cuando llegaran los animales, la gente estuviera preparada y organizada”.

 

Camioneta vieja

 

De la palabra de Painefil brotan recuerdos e implícitas sugerencias. “En ese tiempo, 1984 y 1985, reactivé la cooperativa La Colmena, que hacía 10 años que estaba acéfala. La rearmamos, se volvió a armar la comisión directiva, con varios fundadores de esa cooperativa que todavía estaban. Ese fue mi trabajo en el 84 y los fines de semana, a veces me iba con Oscar Sepúlveda a Laguna Blanca, en una camioneta bastante viejita. Nos juntábamos con otro compañero, Miguel Gortari, e íbamos para organizar la gente. No recuerdo bien pero creo que empezó por ahí la entrega”, rememoró.

(Sanmartiniano Painefil)

El actual integrante del Espacio de Articulación Mapuche, “iba y venía, a veces todos los fines de semana y otras, semana de por medio. Ese fue mi trabajo, estuve un año y medio o dos en la zona y en el ‘86, me contrataron para ser promotor en la Línea Sur, para armar más cooperativas”. La iniciativa contó con el apoyo económico del Obispado de Viedma. “Ahí fue que entre varios compañeros armamos otras cooperativas: la Amuleiñ Kom de Comallo, La Colmena… La Ganadera Indígena ya estaba. También fui algunas veces a Ñorquinco y después se armaron siete u ocho cooperativas, también en Maquinchao y Treneta. Esa fue mi tarea”.

Por entonces contaba Painefil con 33 años. “Había que estar ahí y pasar la de todos, porque no solamente pasábamos frío, a veces no comíamos porque la gente no tenía nada. Se habían quedado sin nada, algunos ni con gallinas se quedaron. La verdad, era una cosa muy triste y creo que hoy está pasando lo mismo. Hoy hablaba con mi sobrino, que está haciendo un trabajo en Laguna Blanca y me dice que no ha podido llegar porque hay muchísima nieve y todo está muy abandonado. Hay gente que va de acá a dar una mano pero está complicado”.

(Foto Parlamento Mapuche Tehuelche de Río Negro)

La nevada de 2020 “lamentablemente, me trae recuerdos tristes porque en ese momento la gente sufrió mucho, contaba su experiencia de cómo se habían muerto los animales y cómo habían quedado. En ese momento, también estaba la posibilidad de perder las tierras, porque la gente se quería ir. ¿Qué iba a hacer en el campo, sin animales, sin nada? Era muy complicado. Prácticamente estuve 20 años en la Línea Sur. Lamentablemente, ahora no puedo hacer nada”, se angustió Panefil.

 

Surgimiento del CAI

 

Aquella coyuntura fue la que indirectamente, dio origen al Consejo Asesor Indígena (CAI), que por mucho tiempo fue la organización mapuche más representativa de Río Negro y aún funciona en el sudoeste de la provincia. “La respuesta siempre tardía del Estado se está viviendo hoy también, pero en ese momento, además del reparto de animales presentó una propuesta: un anteproyecto de ley para los indígenas. Costó llegar al borrador pero finalmente, un día vino el Gobernador (Osvaldo Álvarez Guerrero) a (Ingeniero) Jacobacci, hizo entrega de ese anteproyecto y ahí, nosotros empezamos a debatir el tema internamente, en los parajes y en las asambleas que hacíamos”.

No hacía tanto que había retornado la democracia a la Argentina. “En ese momento, ya éramos seis o siete promotores que estábamos en la región. Inclusive, en la zona de Ñorquinco también había otra organización y bueno, con todo eso se empezó a generar otra terrible bola de nieve (sonrisas) pero de debate político”, historió Painefil. “Fundamentalmente, basado en la tierra. Está bien: la gente quería animales, se los dieron pero lo que estaba en juego era el tema de la tierra. Entonces, uno de los puntos de la ley, en ese momento, era reclamar las tierras. Muchas habían sido usurpadas a comunidades y productores, aún hoy no se devolvieron, tampoco se dieron títulos ni nada. Siguen siendo tierras fiscales y la provincia de Río Negro es una de las mayores terratenientes, de tierras que son territorio mapuche”, recordó.

(La discusión en 1987)

A mediados de los ‘80, las herramientas Copiar – Pegar de los procesadores de texto no estaban en conocimiento de nadie. Sin embargo, la coyuntura parece calcada: “Los territorios vacíos, vacíos de animales, vacíos de caminos, vacíos de mapuche, parece ser la política del gobierno provincial de la gobernadora Arabela Carrera, que anuncia lo que no cumple, mientras la Justicia, cómplice de los intereses empresarios, continúa enviando órdenes de desalojo que las comunidades estamos dispuestos a resistir, como siempre”, actualizó el comunicado del Parlamento Mapuche-Tehuelche, fechado el 31 de julio.

Algo más de tres décadas atrás, “en ese contexto político, se empezó a armar el CAI. No recuerdo el mes pero pasando el invierno del 85, se conformó el consejo asesor, porque se suponía que nosotros íbamos a asesorar para ver qué tenía que decir la ley. Eso tomó mucha fuerza, apoyado inclusive por el país e internacionalmente. Se recibieron notas que apoyaban la postura nuestra, de discutir la tierra. Es más, en ese momento, el Chacho (Liempe) sacó un tema (una canción) de cuando nos empezamos a juntar, en el que habla de las tierras: una cosa era que nos dieran tierra, otra que la devolvieran… Ese fue el concepto en todo el territorio, en la provincia y en Neuquén también. Eso dio nacimiento al CAI, dejó de ser una cosa de asesores para ser una organización política de base”, recordó Painefil. Liempe es otro veterano referente del movimiento mapuche en Río Negro.

 

Muestra contundente

 

El cuerpo sin vida de Nazario Cayú permaneció cuatro días a 100 metros de su puesto, en el paraje Cabestro Quemado, de Laguna Blanca. Un helicóptero del Ejército Argentino que aterrizó en las cercanías se abstuvo de concretar el rescate por cuestiones de “protocolo”, según se mal disculpó el gobierno rionegrino. La tripulación de otro aparato se limitó a arrojar víveres y artículos de limpieza desde la altura en la comunidad Vuelta del Río (Chubut). Los alimentos llegaron bañados en lavandina. El desprecio estatal hacia el pueblo mapuche se tornó inaudito en las últimas semanas.

(Foto Parlamento Mapuche Tehuelche de Río Negro)

“Ante este panorama denunciamos públicamente que la mayoría de las comunidades de la provincia de Río Negro nos encontramos desamparadas ante las emergencias del COVID 19, la emergencia climática, la emergencia social y emergencia territorial, tanto por el Estado nacional, como por el Estado provincial, y esto nos pone en estado de alerta, porque las políticas de territorios vacíos siempre vienen acompañada por políticas extractivas como la mega-minería, el petróleo, fracking y el negocio inmobiliario de las tierras”, advirtió el pronunciamiento del Parlamento Mapuche-Tehuelche de Río Negro. Entre 1984 y 2020 median 36 años. El cuerpo de Nazario Cayú, medio tapado por la nieve “es la muestra más clara del desamparo histórico al cual el Estado y los gobiernos nos someten hasta en los hechos más lamentables”. ¿Alguien se anima a ensayar alguna desmentida?.